When is this acid gonna be hitting me? |
Hace tiempo que le traía ganas a esta ricura visual, una historia de ácidos, más drogas y sexo, mucho sexo. Uno se imagina un viaje normal y colorido como para transmitir eso de lo que nos perdemos los que no consumimos drogas y hasta animarnos a probarlas. Bueno, al menos eso pensaba yo de este largometraje y ¿qué creen? Que no.
Efectivamente se trata de un viaje extenso y fumado que se apreciaría mejor si uno consumiera drogas durante el proceso, pero esta película trata de ser explícita como lo es Gaspar Noé, mostrándonos el Vacío, ése hueco humano que nos destroza, nos expone nuestra miseria de la forma más cruda y más ficticia que se pueda.
Recordemos "Irreversible" la otra famosa película de este polémico director argentino, que, todos aquellos que la vimos, nunca olvidaremos esas paredes rojas del Metro francés en donde se muestra una crueldad infinita, una cachetada de la humanidad para preguntarnos si vivimos en el mejor o el peor tiempo, si nuestros insitintos vuelven a ser los que nos rigen. Una película exquisitamente bien realizada que causa un impacto inmenso sin abuso.
Pero esta entrada no va dirigida a "Irreversible", esta va dirigida a la pérdida del más mínimo hilo de cordura del director, en la que no sólo se muestra un gran impacto que nos deja boquiabiertos desde el minuto 20, la película tiene un comienzo hermoso, un gran gancho para cualquier público, un planteamiento del conflicto de lo mejor que van a poder encontrar en el cine actual. A parte de que el director nos cuenta la película desde los ojos parpadeantes de Oscar y lo hace con gran maestría, nos muestra la vida nocturna de Tokio, una ciudad de colores, de extravagancia noctámbula erótica e invitadora que nos dejará atónitos ante la pantalla.
Ahora espectador, no espere ver un viaje normal de marihuana, porque no lo encontrará, esta película es un viaje de todas las drogas que nunca en su vida llegará a consumir sin morir antes, esta película es sólo una prueba de que la torcida imaginación de Noé puede más que cualquier cantidad de alucinógenos ingeridos.
Pero la imaginación torcida de un director a veces puede también cegarlo, y llevarlo a creer que un montón de escenas de gran impacto seguidas pueden continuar creando polémica y sorpresa; desgraciadamente los momentos grotescos y explícitos se usan con gotero, porque si uno se excede, dejan de ser traumáticos y empiezan incluso a volverse predecibles y aburridos.
Esto sucede en esta película que, además de ser más larga que su filme anterior, explota de manera negativa toda esa polémica, desgracia y miseria que cargan los momentos grotescos y sumamente explícitos. No sé si a ustedes les pase pero llegó incluso un momento en el que tuve que apagar el televisor y dejar la película inconclusa, ya que su repetición constante de escenas controvertibles se vuelve bastante tediosa por algún tiempo.
A pesar de esto, el director logra llegar al final y darnos ese K.O. en donde las imágenes quedarán por siempre en nuestras cabezas; justo cuando pensamos que ya no había cosa que nos pudiera perturbar, Noé encuentra la manera y nos la restrega en la cara como diciendo: "Tómenla, putos" literalmente. El final es distinguidamente asqueroso y súbito, valdrá la pena esperar del hermoso principio a un desarrollo bastante fumado y aburrido que brinca a un final delicioso.
Disfrútenla, queridísimos lectores.
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